Elegir construir nuestra propia casa es una de las decisiones más importantes de la vida. En muchas ocasiones pensamos que construir nuestra vivienda automáticamente se traduce en un menor costo y mejor calidad en comparación a comprar una casa terminada, sin embargo para que esto suceda es necesario cuidar una serie de aspectos que podemos cubrir siguiendo los siguientes consejos y recomendaciones:

- Buscar un terreno con la ubicación y dimensiones ideales para nuestro proyecto. Procurar que esta ubicación elegida sea en una zona urbanizada con comercios convenientes cercanos, medios de transporte y por supuesto los servicios básicos (agua, luz, teléfono, etc.).
- Planear un presupuesto de forma inteligente, donde se prioricen los gastos más importantes de la construcción dejando los detalles de menor relevancia al final. Se sugiere para esto además realizar un plan de tiempo de la construcción y en cada etapa asignar el presupuesto correspondiente.
- Analizar de forma cuidadosa y correcta las mejores opciones de firmas y arquitectos para asignar el proyecto. Recordar que el diseño es una parte fundamental y la base para construir el proyecto que tenemos en mente.
- De igual forma como se elige al arquitecto y/o diseñador de la obra, es importante elegir cuidadosamente mano de obra que de preferencia cuente con experiencia y recomendaciones, a fin de garantizar que el trabajo se realice con una garantía de calidad.
- En el diseño, considerar espacios abiertos y agradables. La clave de una buena vivienda es la correcta distribución, que sea un lugar que motive a querer estar ahí y que no dé una sensación de encierro.
- Considerar en el proyecto nuestras necesidades presentes y futuras. Puede que la vivienda la habite una pareja y con uno o dos cuartos sea suficiente en el presente, pero a futuro si esa misma pareja decidiera tener hijos podría dejar de ser una casa funcional para su situación. Es importante que nuestro proyecto pueda adaptarse a situaciones tanto del presente como del futuro.

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Empezando por definir la cimbra como tal, hablamos del proceso de colocar estructuras temporales que sirvan de apoyo para las edificaciones manteniendo en su lugar la estructura hasta que la construcción llegue a un punto donde pueda soportarse a sí sola. Esto incluye también el soporte a los sistemas de encofrado, los cuales se utilizan para moldear la forma deseada del concreto en las paredes. Como bien mencionamos la mayoría de las personas al pensar en cimbra piensan en cimbras de madera, esto porque hasta finales del sigo XX casi todas las cimbras eran hechas de ese material por su resistencia, su costo relativamente bajo y por su fácil manejo (que puede adaptarse conforme a las necesidades mediante herramientas de mano y sierras). Si bien es el tipo de cimbra más usado, esto no se traduce en que sea el mejor.
Ofrecen mayor capacidad de carga, por lo tanto provee mayor seguridad tanto para los constructores como para la obra en sí.



En la etapa inicial, y una vez habiendo dejado endurecer ligeramente el concreto, se comienza con el enrasado del mismo ya sea mediante una regla simple de madera o reglas mecánicas. Posterior a esto, se trabaja la superficie con una llana para el redondeo y afinado de los bordes tanto de las juntas como de la losa, y se debe dejar fraguar ligeramente. En esta etapa es posible que aparezca agua sobre la superficie, conocida como agua de sangrado. Es importante dejarla secar de forma natural, ya que de esta forma se evitarán superficies débiles o polvorosas. Ya secada la superficie podemos comenzar con la etapa final del acabado.



Apisonadora: También conocida como bailarina y pata de elefante, es uno de los equipos de compactación más comunes en la actualidad. Permite aplicar una potencia elevada a la superficie del suelo con impactos consecutivos de la zapata inferior, consiguiendo una nivelación uniforme del terreno. Es particularmente útil debido a su tamaño que permite llevar a cabo su labor en espacios confinados, medianos y grandes dependiendo el uso que se requiera, además está diseñada para trabajar eficientemente en terrenos como grava, arena, arcilla cohesiva, entre otros.


Rompedores/demoledores de concreto: A diferencia del rotomartillo, el rompedor de concreto ofrece un único modo de uso diseñado para picar y romper los materiales cuando no es necesario perforar orificios. El funcionamiento de esta herramienta es mediante un motor eléctrico en el interior que acciona un pistón comprimiendo una cavidad de aire, creando a su vez un impacto sobre un cincel que se encuentra acoplado y que genera un efecto de martilleo sobre la superficie que vamos a demoler. A pesar de que su función es más limitada que la del rotomartillo, el rompedor de concreto puede ser hasta 35% más potente y puede romper con mayor facilidad superficies gruesas de concreto y otros materiales resistentes.