Uno de los materiales base en el sector de la construcción es el cemento. Con el pasar de los años y fruto de diversas investigaciones han ido surgiendo mejoras en su composición para hacerlo más duradero, ecológico, auto reparable, y luminoso o fosforescente.
Los materiales fosforescentes absorben la energía solar y la liberan durante tiempo prolongado emitiendo una cantidad ininterrumpida de luz. Uno de los investigadores dedicados a estudiar este fenómeno es el Dr. José Carlos Rubio Ávalos, quien buscaba añadir dicha propiedad en el cemento Portland. El primer paso para lograr dicho objetivo era buscar el modo de cambiar la estructura del cemento para volverlo menos opaco y permitir el paso parcial de luz. Mediante el uso de aditivos utilizados para lograr la fosforescencia en plásticos, se logra crear un material similar al vidrio, pero al ser aplicado en cemento es mucho más resistente y con un tiempo promedio de vida de 100 años. Este cemento provee una fuente de luz con una duración de 8 a 12 horas sin necesidad de ningún tipo de recarga eléctrica, y su impacto ambiental es mínimo.
A pesar de sus muchas cualidades, existen ciertas desventajas en el uso de este nuevo producto. La primera es su costo, el cual es de 4 a 6 veces más caro que el cemento tradicional. La segunda es que los componentes añadidos para darle su propiedad de luminiscencia hacen que pierda un poco de su propiedad mecánica. Estas dos desventajas hacen que como tal este material en su etapa actual de desarrollo no funcione como sustituto directo del cemento tradicional, sino como un material de recubrimiento y en usos diversos para la iluminación de carreteras, estacionamientos, fachadas, entre otros.